El poker ha sido catalogado como un juego mental en el que se colocan a prueba muchos aspectos psicológicos, fortaleciendo de esta forma todas las habilidades cognoscitivas del ser humano.
La destreza e inteligencia mental puede verse reflejada en el juego, sin embargo cuando todo no andan bien, la práctica puede verse desfavorecida e incluso afectar directamente el rendimiento del jugador.
Es por ello, que se recomienda de manera tajante que la práctica del juego, bien sea por diversión o en apuestas, se realice en momentos donde la mente este descansada y lejos de problemas diarios, así mismo el trabajo de fortalecer la mente seguirá siendo un baluarte en el juego y es por ello que los desniveles emocionales no van de la mano con la práctica de esta disciplina de las cartas.