Es necesario recalcar que el póker es un juego donde se coloca en práctica el raciocinio e inteligencia del jugador, además de la astucia y suspicacia para entender que no es necesario tener las mejores cartas para ganar una mano.
Pero al estar sentado allí en frente de una mesa en vivo, o todo caso virtual, es necesario que el jugador entienda que tener una mente limitada y poco ingeniosa puede ser una barrera muy difícil de derribar.
El razonamiento que puedes objetar de tu rival será preponderante para obtener una victoria. Teniendo en cuenta que muchas veces no conoces al rival que está del otro lado, su nivel tiende a ser incógnito. Es por ello que hasta los gestos entran en juego, y un jugador nervioso es síntoma de una mala mano.
Otro error muy común es detectar un nivel bajo en el rival, y dejarse llevar por ello. Muchas veces suele ser una técnica que usa el oponente para hacer ver que no tiene idea de lo que se juega, y cuando menos lo espera saca su mejor carta, atentos con eso.
Debemos recordar que el póker como juego se inclina mucho a lo cognitivo, y entender que esta modalidad de cartas tiene tendencia a ser a largo plazo, es una de las principales cosas que debemos saber para tener éxito en la práctica.