Para nadie es un secreto que el mundo del póker ha evolucionado una enormidad, principalmente desde las últimas dos décadas, incluso ya no es visto como un simple juego de azar sino también como una disciplina que puede permitir un desarrollo mental y psicológico muy importante para las personas.
A nivel global, esto incluye jugadores profesionales y amateurs, el año 2009 marcó un antes y un después dentro del medio, ya que en esa ocasión la Asociación Internacional de Deportes Mentales más conocida como la IMSA, le dio el reconocimiento al Póker como un juego mental y de habilidad.
Esto tuvo un impacto inmediato, pues tres años más tarde esta disciplina ya estaba incluida en el programa de los Juegos Mundiales de Deportes Mentales de la IMSA que se llevaron a cabo en conjunto con los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y de esa manera se efectuó el primer mundial de Póker tanto a nivel individual como grupal.
En el siglo XX el Póker era visto como un método de distracción y más de suerte donde las personas podrían tener un pasatiempo y si la fortuna los acompaña, generar buenos ingresos que para esa época representaban bastante. Sin embargo, esa situación cambió desde el 2000 en adelante cuando se empezó a estudiar más a profundidad el método de juego y sus respectivas estrategias del mismo para hacer un juego mucho más complejo y pragmático si se quiere.
Hoy por hoy para ser jugador de Póker se requieren de un cúmulo de factores que se deben trabajar a profundidad para obtener resultados positivos con el tiempo, y gran parte de esas cosas es saber manejar la calma y la paciencia, e incluso, tener conocimientos mayores de matemática para poder desarrollar un juego más concreto del cual le pueda sacar provecho.
La parte psicológica juega un papel importante en este mundo de las cartas. Se debe tener una fortaleza mental muy amplia para que los resultados negativos (que al principio serán muchos), no afecten en demasía y eso les termine llevando a la quiebra literalmente.