Sabemos que el póker es un juego de habilidad, estrategia y además inteligencia. Muchas veces las victorias pasan por la virtud del jugador en hacer de una mala mano en la mejor.
La seguridad con la que se pueda integrar una ronda, es vital ya que en el póker entran en juego hasta las expresiones. Teniendo en cuenta que todos reciben la misma cantidad de cartas y la probabilidad de obtener las mejores son igual para todos, la visión de hacer una buena mano es cuestión de actitud.
Muchas personas pierden mesas con las mejores manos, y pasa más que todo por miedo. Este factor debe dejarse de lado mientras se juega, arriesgar y saber que la victoria tiene la misma proporción para todos es parte del póker. La verdadera habilidad del póker es hacer ver a tu oponente que tienes las mejores cartas, aun cuando no tengas absolutamente nada.